Excursión a Lecina
La actividad estuvo muy bien, lástima que fuese tan corta y que el tiempo nos «persiguiese» e incluso nos pillase, por lo que las actividades de la tarde no se aprovecharon como nos hubiese gustado. Esto a veces pasa, sobre todo cuando se acude tantos a la vez, hay que recordar que a la excursión iba todo el centro y se compartía autobuses, tiempo, etc. Todo esto hay que coordinarlo y hacerlo coincidir, lo cual siempre es complicado.
La salida fue la que comenzó marcando la jornada pues tuvimos que esperar a una furgoneta recogiera a los niños de segundo que no tuvieron plaza en el autobús, aunque al final llegamos todos a la vez puesto que los autobuses por la carretera iban más despacio.
Al llegar al mirador del Vero almorzaron los niños y fuimos a dar un paseo ya que empezaban con los talleres los de primero de primaria. Después estuvimos jugando a «Torito» con los que quisieron. Cuando nos cogieron para los talleres nos dividimos en dos grupos, el grupo verde fue con iris y con el monitor Manuel y el grupo violeta con Carlos y el monitor Alberto. Con los grupos se realizaron las mismas actividades, se les explicó la función de los pastores y cómo gracias a su trabajo han modificado el medio de una manera positiva. Se partió del principio, del hombre neolítico y se les explicó que vivían en cuevas y que empezaron a tener ganado. Se repasaron las aves, las que por allí vuelan y aprendieron mucho. También jugaron con los sentidos y consiguieron que sus tutores se convirtieran por un momento en «pastores» con todas las vestimentas necesarias. Jugaron con las esquillas, etc. Fue un taller muy majo.
Al final salimos un poco más tarde porque los del programa «El tempero» de la televisión aragonesa acudieron a grabar y hasta que no terminaron no salimos.
Fuimos en autobús a Lecina y allí pasadas las dos y media comimos. A las tres fuimos a ver la herrería con Maite de Aviva Rural que nos la enseño un poquito rápido ya que a las cuatro y cuatro menos cuarto teníamos que estar en el autobús de camino a Aínsa. Antes de salir también fuimos a ver la encina milenaria y nos contó una historia sobre ese mismo árbol que no desvelaré para que otros la puedan conocer allí.
La actividad fue muy chula y valió la pena participar en ella a pesar de ir casi corriendo toda la tarde.